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martes, 15 de septiembre de 2015

GRITO DE DOLORES.

En la actualidad aunque se trata de la fecha mayor del calendario cívico mexicano, la ceremonia del grito carece de protocolo oficial. Sin embargo se realiza en medio de un ambiente solemne apegado a las disposiciones legales sobre el uso de los simbolos nacionales, basados en una férrea tradición que se han afianzado con el paso de las décadas. Para recordar ese hecho, cada año a las once de la noche del 15 de Septiembre, los titulares del poder Ejecutivo en los distintos niveles de gobierno - presidente municipal o jefes delegacionales en el Distrito Federal, gobernadores y el Presidente de la República.-, así como los embajadores en las representaciones en el extranjero.

Para dar el grito de Dolores el presidente en turno sigue el siguiente ceremonial, con pocas variantes:
poco antes de las once de la noche del 15 de septiembre, sube por los 53 escalones alfombrados que lo lleva hasta la galería de los Presidentes, que a su vez lo conduce directamente al despacho presidencial, ahí se coloca la banda tricolor en el pecho.

De ahi cruza el salón de acuerdos y la biblioteca, para ingresar al salón Azul, donde recibe el primer saludo de los invitados especiales a la ceremonia. Luego cruza otros cuatro salones: el verde , el morado, el embajadores ( donde se encuentra el cuadro Alegorías de la Constitución de 1857, pintado por Petronilo Monroy) y finalmente el de Recepciones, donde una escolta de Cadetes del Heroico  Colégio Militar, de la Heroica Escuela Nacional Militar o de la Escuela Militar de Aviación le entrega la Bandera Nacional, inmediatamente sale al balcón central del palacio que da al Zócalo, donde ya lo aguardan miles de personas.

Cabe mencionar que para esta ceremonia el Presidente tañe el esquillón San José la campana de la  Parroquia de Dolores que, según la tradición, Hidalgo utilizó para hacer el llamado de 1810.








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