Actualmente la exploraciones petrolíferas se pueden realizar por medio de la fracturación hidráulica o FRACKING, una técnica que fractura el subsuelo para extraer el petróleo y el gas natural que se encuentran atrapados en los poros de formaciones rocosas denominadas Lutitas bituminosas. Tales formaciones suelen encontrarse a profundidades de entre mil y cinco mil metros.
Dicha técnica requiere fragmentar las rocas con la inyección de una mezcla de agua, arena y sustancias químicas a elevada presión que fuerza el flujo y salida de los hidrocarburos de los poros; sin embargo, su principal inconveniente es que el flujo de materiales disminuye rápidamente, por lo que es necesario perforar nuevos pozos para mantener la producción de los yacimientos.
El fracking implica la ocupación de vastas extensiones de superficie, también otros impactos sociales y ambientales como:
Contaminación de las fuentes de agua y reducción de ellas .
Emisión de gases y la contribución al calentamiento global.
Impactos sanitarios diversos.
Con datos oficiales , algunos investigadores de la sociedad civil ha revelado que en México ya existen pozos que operan con el fracking principalmente al norte del país.
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